Ante un fuego, es necesario que los distintos elementos constructivos de carácter estructural y de cerramiento mencionados anteriormente mantengan las propiedades que afectan a la función para la que han sido destinados y no incrementen el peligro de propagación del incendio. Para ello, se les exigen una serie de características:
a) Su aptitud en cuanto a su resistencia mecánica y capacidad de soporte de cargas durante un tiempo determinado.
b) Su impedimento al paso de las llamas o gases calientes a través del propio elemento constructivo, durante un lapso de tiempo concreto.
c) La no admisión de gases inflamables por la cara no expuesta al fuego.
d) Como aislante térmico, impidiendo el crecimiento de la temperatura en las distintas secciones del elemento en un periodo de tiempo específico.
De acuerdo con las características anteriores, los materiales se clasifican de acuerdo
con su:
– Estabilidad al fuego (EF): aptitud del elemento constructivo, portante o no, de permanecer inalterado en su función mecánica bajo la acción del fuego por un
determinado periodo de tiempo.
– Estanqueidad al fuego: aptitud de un elemento de construcción de impedir el paso de las llamas o gases calientes a través de él, por un determinado período
de tiempo.
– Parallamas (PF): propiedad de un elemento de construcción de asegurar, simultáneamente: estabilidad, estanqueidad y no emisión de gases inflamables.
– Resistencia al fuego (RF): aptitud de un elemento de construcción de conservar durante un tiempo determinado: estabilidad, estanqueidad, aislamiento térmico y no emisión de gases inflamables.
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