Hasta aquí se han considerado los factores relacionados con el trabajo, es decir, con las exigencias que plantea la tarea. No obstante, tal y como se ha dicho, para unas mismas exigencias, la carga va a depender de determinadas características del trabajador.
Esto quiere decir que para valorar la carga mental de trabajo es necesario tener en cuenta también al individuo que realiza el trabajo, y en concreto, su capacidad de respuesta. Esta capacidad de respuesta depende tanto de ciertas caracteristicas individuales del trabajador como de sus condiciones extralaborales.
Las personas tenemos una capacidad de respuesta limitada, que está en función de factores como la edad, el estado de salud y fatiga, el aprendizaje, la experiencia, la motivación, el interés por la tarea, etc.
Además, algunas condiciones extralaborales, como la existencia o no de problemas familiares, sociales, enfermedades no relacionadas con el trabajo, tensiones, etc.,
influyen también sobre la capacidad de respuesta de la persona en un momento dado.
La interacción entre todos estos factores, es decir, las relaciones recíprocas que se establecen entre las exigencias mentales que plantea una tarea, (en función del contenido de trabajo, de las condiciones ambientales en que se realiza, de los factores psicosociales y de organización, y de los aspectos del diseño del puesto) y la capacidad de respuesta del trabajador en cada momento (determinada por sus características individuales y por sus condiciones extralaborales), va a tener repercusiones tanto sobre el rendimiento del individuo en el trabajo, como sobre el propio individuo.