Tal y como se ha visto, toda tarea conlleva unas determinadas exigencias que son las mismas para cualquier persona que vaya a realizarla. De esas exigencias va a derivarse, siempre un coste para la persona, una carga de trabajo, que será diferente de una persona a otra, aunque las exigencias sean las mismas.
Esto quiere decir que la evaluación de la carga de trabajo deberá hacerse individuo a individuo, lo que generalmente es complicado y costoso. Por ello, en muchos estudios la carga es estimada a partir de los datos relativos a las exigencias de la tarea y a las condiciones de realización del trabajo.
Atendiendo a las exigencias de la tarea, se puede clasificar la carga de trabajo en distintos tipos: física, mental, auditiva, visual, etc. Si la carga es muy pequeña para quien la realiza, ‘se hablará de subcarga de trabajo, y si es muy elevada, diremos que le supone una sobrecarga de trabajo.
¿Qué coste supone la tarea a quién la realiza?
Evidentemente, uno de los objetivos en una evaluación ergonómica no es tanto evaluar la carga de trabajo, como el valorar si se dan situaciones de subcarga o sobrecarga, ya que de ello se pueden derivar ciertos tipos de trastornos (por ejemplo, trastornos musculoesqueléticos, estrés, trastornos visuales u oculares, etc.) u otros efectos negativos para la salud.
Oscar J Garcia Rdz liked this on Facebook.