Durante décadas ha existido un importante debate entre los expertos sobre los Objetivos y contenidos de la Ergonomía. A tal efecto, es posible encontrar numerosas definiciones de esta ciencia – técnica, cuyas diferencias se deben más a dónde fijar sus límites, que a desacuerdos de planteamiento importantes sobre los factores que incluye.
Así, por ejemplo, una visión bastante limitada es la de Wickens (1984), para quien los factores humanos «tienen que ver con el diseño de Ia maquinaria para acomodarla a las limitaciones del usuario”.
En cambio, Clark y Corlett (1984) parecen tener un enfoque más amplio. Para estos autores, la Ergonomía es «el estudio de las habilidades y características humanas que influyen en el diseño del equipamiento, de los sistemas y de los trabajos… y su objetivo es mejorar la eficiencia, la seguridad, y… el bienestar”.
Christensen y colaboradores (1988) proponen una definición aún más completa:
«es una rama de la ciencia y de la tecnología que incluye los conocimientos y teorías sobre el comportamiento y las características biológicas humanas, que pueden ser válidamente aplicados para la especificación, diseño, cálculo, operación, y mantenimiento de productos y sistemas con el objeto de incrementar la seguridad, efectividad y satisfacción de su uso, para los individuos, grupos, y organizaciones».
Tal y como se puede observar, de estas definiciones más actuales, la Ergonomía persigue que los trabajos, sistemas o productos mejoren o incrementen:
— La seguridad, es decir, que no haya riesgos de accidentes o que éstos sean mínimos.
– La eficiencia o efectividad, es decir, que el resultado del trabajo responda por entero a los objetivos con el que se concibió, o que el sistema o el producto final sirvan a los propósitos de la organización o de los posibles usuarios.
– El bienestar o satisfacción, es decir que el trabajo, sistema o producto, tengan efectos positivos, «saludables» para el individuo.
En este sentido, recordemos que la OMS define salud como el bienestar físico, psíquico y social; por tanto, con la Ergonomía se pretende actuar sobre las condiciones de trabajo para reducir las enfermedades profesionales o las derivadas del trabajo realizado, y además, favorecer todo aquello que enriquezca al trabajador como individuo y como parte integrante de una sociedad.
De todo lo anterior se desprende que se pueden subdividir los objetivos de la Ergonomía en lo que son logros para el individuo (empleado, o usuario en el caso de la ergonomía del producto), y en lo que lo son para la organización (empresario, o fabricante). Estos objetivos no son’independientes ni mutuamente excluyentes.
No hay razones que impidan hacer un puesto más confortable y al mismo tiempo, más productivo, ni tampoco, son muy diferentes las vías para lograr lo primero de las vías para lograr lo último. Por ejemplo, y a un nivel muy sencillo, la intensidad lumínica, la posición de las luminarias y el rendimiento del color necesarios para lograr una mejor realización de una tarea de supervisión de productos, no son muy diferentes de aquéllos que entrañan un menor riesgo potencial de fatiga visual para el operario.
De la misma manera, en una máquina de coser industrial, la posición, tamaño y ángulo de los pedales de la máquina, preferentes para mejorar el trabajo producido y la calidad del producto, serán muy similares a los necesarios para mejorar el confort del operario.
Un trabajo o un equipamiento concebido de acuerdo a las necesidades de un trabajador o usuario no disminuirá Ia eficacia del trabajo, sino que generalmente la aumentará. De ahí, la importancia creciente de la Ergonomía en la implantación de los sistemas de calidad en las empresas.
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