En principio, un trabajo dinámico puede ser realizado durante horas, siempre que se ejecute a un ritmo adecuado a la persona y al esfuerzo, y éste no sea de excesiva intensidad. Además, la contracción rítmica .del músculo favorece el riego sanguíneo a la zona que trabaja.
Se pueden encontrar en los sectores industriales y de servicios, en industrias de montaje y en oficinas, en empresas con plantillas predominantemente femeninas y en aquellas en las que son mayoría los hombres, entre los trabajadores mayores y entre los muy jóvenes, en la población laboral más antigua y en la recién contratada.
Las enfermedades laborales músculo-esqueléticas le cuestan a la UE-27 el 1,6% del PIB. Asimismo, el 25% de los trabajadores sufre dolor de espalda y el 23% afirma padecer dolores musculares.
Más de 4 millones de personas menores de 25 años sufren alteraciones músculo-esqueléticas en el ámbito europeo (Takala, 2008)a.
a. Datos de la Agencia Europea de Salud y Seguridad en el Trabajo (OSHA) mencionados por J. Takala en la campaña “Aligera la Carga”. Bilbao (2008).
Aunque los TME pueden afectar a cualquier segmento del cuerpo, se dan principalmente en: codo y hombro, mano y muñeca, y en la espalda (zonas cervical, dorsal y lumbar).
Los TME han sido asociados a los siguientes aspectos:
– Adopción de posturas de trabajo forzadas.
– Estatismo postural.
– Aplicación de fuerzas intensas (incluida la manipulación manual de cargas).
– Aplicación repetida de fuerzas moderadas pero que implican a poca masa muscular.
– Realización de gestos repetidos.