El objetivo del control de las radiaciones ópticas es eliminar una situación de riesgo laboral no tolerable.
Las medidas de control pueden ser la consecuencia de una evaluación de la exposición con resultado de «riesgo no tolerable”, o bien pueden adoptarse anticipadamente, integradas en el diseño del equipo y de la instalación.
Esta segunda posibilidad es la mejor, ya que, si el equipo no genera riesgo, no será necesario evaluarlo y además se evitará tomar medidas posteriores. Si esto no es posible, hay que seguir el esquema básico de la prevención de riesgos, evitando la propagación de las radiaciones en el ambiente de trabajo y, si esto es insuficiente, proteger al trabajador. Por ejemplo, en algunos trabajos, tales como soldadura por arco, hay que proteger directamente al trabajador, ya que no son viables otras medidas.
Las medidas de control se clasifican, de la forma habitual, en las tres categorias siguientes, aplicándose en el mismo orden:
– Medidas de control en la fuente.
– Medidas de control en el medio de trabajo.
– Medidas de control en el receptor o trabajador.
En la figura se expone un esquema de las medidas de control para las radiaciones
MEDIDAS DE CONTROL EN LA FUENTE
La mejor medida de control es la adquisición de equipos cuyo diseño incluya la seguridad en el origen
La limitación de la emisión tiene como objeto asegurar que no se sobrepasen los niveles de referencia para exposición laboral. Si el equipo emisor no reúne estas condiciones, habrá que interponer cerramientos, pantallas, barreras, atenuadores y/o dispositivos de seguridad, tales como enclavamientos, que desconecten la fuente al retirar la protección. De esta forma, la radiación dejará de emitirse cuando se abra el cerramiento protector.
Conviene recordar que el mantenimiento preventivo es una de las mejores medidas para conseguir que los equipos e instalaciones permanezcan seguros.
MEDIDAS DE CONTROL EN EL MEDIO DE TRABAJO
Cuando el riesgo no está controlado porque las radiaciones ópticas han de utilizarse en área abierta o por otros motivos, se aplicará un programa de medidas organizativas sobre el puesto de trabajo para reducir la exposición.
Entre ellas, se puede citar:
– La redistribución de las fuentes radiantes, alejándolas en lo posible del puesto de trabajo.
– Considerar la posibilidad de automatizar el proceso.
– La organización del trabajo, estableciendo procedimientos escritos con métodos de trabajo seguros y revisando su cumplimiento periódicamente.
– Señalizar el riesgo y delimitar áreas de trabajo. – La limitación del tiempo de exposición.
– La limitación del acceso al área de riesgo a todas aquellas personas no relacionadas con el puesto de trabajo.
El alejamiento de la fuente radiante es una buena medida de control en al caso de las radiaciones ópticas ya que, a distancias superiores a lO veces el tamaño de la fuente (cuando se puede considerar que la difusión es esférica), Ia irradiancia en el puesto de trabajo disminuye en proporción inversa al cuadrado de la distancia a la fuente:
MEDIDAS DE CONTROL SOBRE EL RECEPTOR
En general, este tipo de medidas suelen aplicarse cuando el resto de las medidas fallan, pero en el caso de las radiaciones ópticas, Ia formación y la información son medidas complementarias imprescindibles para conseguir la eficacia de las medidas técnicas u organizativas.
Si a pesar de la implantación de medidas de control sobre la fuente y sobre el medio de trabajo, el riesgo es todavía no tolerable, se deberá proporcionar a los trabajadores:
– Información sobre los riesgos para la salud de la exposición excesiva a la radiación emitida por el equipo que utilizan (en una lengua que comprendan), sobre el nivel de exposición en su puesto de trabajo y sobre cómo prevenirlo.
— Formación específica (si es necesaria) sobre el manejo seguro del equipo y la utilización de las medidas técnicas adoptadas para prevenir el riesgo. La formación no debería limitarse sólo a la fase inicial del trabajo, ya que está demostrada la eficacia de las acciones formativas periódicas adaptadas al puesto de trabajo.
— Utilización de EPIs que, en el caso de ser necesarios, deben ser específicos para cada caso concreto y conformes a normas UNE. Frente a las radiaciones ópticas, hay que proteger los ojos y/o la piel, por lo que se utilizarán protectores oculares o faciales, ropa protectora, guantes y/o cremas barrera, según los casos.
– La vigilancia de la salud mediante reconocimientos específicos de la función visual y de la piel tiene valor preventivo relativo, ya que permite seguir laevolución de las lesiones una vez que éstas se han producido y lo que se pretende es que no haya lesiones. No obstante deberian realizarse reconocimientos previos al inicio de una nueva tarea y siempre que se sospeche que se ha producido una exposición excesiva.
En el caso de la tecnología láser, el procedimiento para controlar el riesgo está bien establecido en la norma UNE EN 60825-1/A2, que en primer lugar define el riesgo mediante niveles de exposición máxima permitida (EMPs) y una clasificación de los láseres en categorías de riesgo (de clase 1 —no peligroso- a clase 4 -muy peligroso-l, para posteriormente especificar las acciones y responsabilidades de fabricantes y usuarios en función de las diferentes clases de riesgo, como puede verse en la figura
Este modelo se aplica a las familias de fuentes de radiación óptica más peligrosas. Se consideran actividades con riesgo incrementado aquellas cuyo riesgo en caso de exposición sea equivalente al que representa un láser de clase BB.
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