La presencia de determinados niveles de ruido afecta a la realización del trabajo: dificulta la concentración, disminuye la atención y actúa como elemento de distracción, disminuyendo el rendimiento.
Se ha señalado que todos estos hechos podrían contribuir a aumentar el número de accidentes de trabajo en puestos de trabajo determinados.
La interferencia con el desarrollo de las tareas depende de:
– Dificultad de la tarea y complejidad.
– Duración de la tarea.
– Características del ruido (nivel, composición espectral y tipo de ruido).
– Predisposición individual y estado del sujeto (motivación, capacidad de concentración, interés por la tarea, etc.).
Un mismo tipo de ruido podría disminuir la concentración en unos casos, o ser estimulante en otros, como es el caso de las tareas monótonas o repetitivas.
Si el ruido es intermitente o inesperado, puede causar un efecto de sobresalto que, aparte de producir los efectos fisiológicos antes citados, influye negativamente en el desarrollo de cualquier tarea. Así, por ejemplo, existen valores de nivel de ruido recomendados en la bibliografía que si se superan podrían afectar a distintas tareas de oficina:
– 55 dBA: trabajos de oficina, fundamentalmente intelectuales y con grandes exigencias de concentración.
– 65 dBA: trabajos con máquinas de escribir
– 70 dBA: trabajos de oficina altamente mecanizados
Molestias provocadas por el ruido
Según la propia Organización Mundial de la Salud, en el ambiente laboral no existe riesgo identificable de pérdidas auditivas para una exposición de Nivel Sonoro Equivalente por debajo de 75 dBA durante la jornada laboral de 8 horas, aunque pueden producirse molestias o quejas de los trabajadores a niveles inferiores.
Paradójicamente, personas expuestas a niveles elevados de ruido dicen «acostumbrarse» al ruido, pero, más que una ventaja, ello indica que el organismo se ha «rendido» ante un elemento agresivo presente en su medio, en este caso el ruido. De todas formas, el hecho de estar «acostumbrado» no evitará la aparición de cualquiera de los otros efectos perjudiciales revisados anteriormente.
En el caso de las molestias ocasionadas por el ruido, sí se ha observado una relación entre los parámetros acústicos (intensidad y frecuencia) y el grado de molestia.
Interferencia con la comunicación
La inteligibilidad de la palabra es un factor importante a considerar en el diseño de entornos de trabajo. En muchas tareas es imprescindible la comunicación oral, cara a cara, o mediante otros sistemas electroacústicos como teléfonos, interfonos, sistemas de megafonía, etc.
La presencia de niveles de ruido elevados dificulta la comunicación hablada con los compañeros u otras personas, repercutiendo negativamente en el trabajo realizado. Se ha observado que en los trabajadores expuestos a niveles de ruido elevados son más frecuentes las alteraciones de garganta y de laringe (debido a que deben forzar su voz para hacerse entender). Además, la imposibilidad de comunicarse durante la jornada, aumenta el aislamiento de los trabajadores y las condiciones de trabajo son más penosas.
La interferencia del ruido con la comunicación verbal depende fundamentalmente de:
– Nivel y contenido espectral del ruido de fondo existente.
– Tono de voz a emplear para la comprensión del mensaje verbal.
– Distancia entre el locutor y perceptor.
– Exigencias conversacionales de la tarea.