Se conoce desde hace siglos que la exposición excesiva y prolongada a sustancias peligrosas en el ambiente laboral, conduce a enfermedades que pueden incapacitar el trabajo e, incluso, producir la muerte. Por ejemplo, en los albores del siglo XVll ya se relacionaban ciertas patologías o efectos sobre la salud de los trabajadores con la exposición a determinados productos químicos durante su tarea en el ambiente laboral.
Posteriormente, en el siglo XlX, la ciencia que relacionaba la causalidad exposición- efecto y, a su vez, controlaba la concentración de los productos químicos en el ambiente laboral, pasó a llamarse Higiene Industrial, término que se mantiene en la actualidad.
El avance más relevante de esta ciencia se produjo a partir de la Segunda Guerra Mundial. En el período anterior a esta época, las funciones relacionadas con la higiene
industrial y sus beneficios fueron realmente desconocidos.
A partir de la década de 1960, las intervenciones y estudios que se habían realizado con anterioridad en el campo de la Higiene Industrial fueron en buena parte promulgándose como normativas nacionales (España, Alemania, Inglaterra, EE.UU) de obligado cumplimiento, desembocando para los Estados miembros de la Unión Europea (UE) en directivas al amparo del articulo 118 A del Tratado Europeo. Este cuerpo normativo constituye en si la fiabilidad de mucho trabajo experimental y de investigación realizado en el campo de la Higiene Industrial.
Así, por ejemplo, y como consecuencia de este auge, en 1970 se proclama en los EE.UU la Ley de Salud y Seguridad Laboral (Occupationa/ Safety and Hea/th Acz‘), cuyo objetivo principal es el de proporcionar en la medida de lo posible unas condiciones de trabajo seguras y saludables para cada trabajador. Quizás fuera esta iniciativa la que posteriormente desencadenara el desarrollo de otras legislaciones similares en otros países europeos como Suiza y en algunos Estados miembros de la Unión Europea.
Las asociaciones de higienistas industriales la definen como: la ciencia y eL arte de reconocer, evaluar y controlar los factores ambientales y el estrés que provocan en el
ambiente laboral que pueden causar enfermedad, daño para la salud o un disconfort e ineficacia importante entre los trabajadores.
Puede decirse, por lo tanto, que hablar de Higiene Industrial, con las especialidades que conlleva, es hablar de la identificación, evaluación y control de los riesgos en los lugares de trabajo, con el fin primordial de evitarlos y, cuando menos, proteger al trabajador de los riesgos residuales o asumibles.
La Higiene Industrial abarca, en líneas generales, los siguientes aspectos:
– Identificación de los factores ambientales unidos al trabajo, así como el estudio de sus efectos sobre el hombre.
– Evaluación de la magnitud de estos factores.
– Recomendación de métodos para controlar o reducir los efectos nocivos.
Tal y como se desprende de esta definición, el concepto de Higiene Industrial va más allá de la prevención de riesgos profesionales, teniendo como objetivo final la salud del trabajador. Es más, la extensión de su actuación al sector servicios y a la agricultura ha dado lugar a que algunos autores consideren más apropiada la expresión de Higiene Laboral.
Sin embargo, la información detallada sobre el contenido y naturaleza de los programas en concreto a aplicar en la industria, no se suele encontrar publicada en la bibliografía a excepción de algunos informes elaborados por los gobiernos.
Una mayor accesibilidad de esta información cubriría las necesidades de los estudiosos y profesionales en este campo, a la vez que proporcionaría un medio para mejorar los programas de cada empresa en particular a través de los conocimientos y técnicas utilizadas en cada una de ellas.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que la tecnología industrial está en constante cambio. Es decir, cambia la naturaleza de los materiales empleados en los procesos, así como la de los productos fabricados. Incluso se producen variaciones en las operaciones y se utilizan tecnologías diferentes de una planta a otra, aún estando implicadas en el mismo proceso de fabricación y elaborando el mismo producto. Por lo tanto, es necesario en algunas ocasiones generalizar el estudio del problema para evitar la pérdida de la información necesaria.
Finalmente, la Higiene industrial como ciencia de carácter eminentemente práctico, tiene un segundo propósito que es el de hacer predicciones fiables que sirvan de guía en la toma de decisiones en la toma de decisiones y en las actuaciones futuras.
La valoración de los riesgos es una forma de prever el «futuro» de la salud del trabajador en relación con sus condiciones de trabajo, de la medida en que habrá resultado ésta afectada a lo largo de su vida laboral y, si se proponen cambios, es decir, la corrección de tales condiciones, la posible mejora de la salud atribuible a las variaciones introducidas, en comparación con la situación anterior, todo ello evaluado en términos estadísticos. Por lo tanto, la Higiene Industrial, como toda ciencia, será «creíble» y se la podrá considerar fiable en la medida en que sea capaz de cumplir con tal propósito.
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